Un año más Grupo ALC participa con sus animaciones en el Entierro de la Sardina de Murcia.
El entierro de la sardina es una fiesta única y original que se celebra el sábado siguiente a la conclusión de la Semana Santa, suponiendo el colofón a las ‘Fiestas de Primavera’.
El Entierro nos retrotrae a viejos mitos paganos en los que el fuego cumple una función purificadora esencial, al tiempo que supone una alegoría de la victoria de don Carnal sobre doña Cuaresma, en la que retorna el carnaval para ahuyentar los rigores y privaciones de la Semana Santa recién concluida.
El origen del festejo data de mediados del siglo XIX, cuando un grupo de estudiantes que se reunían en la rebotica de una farmacia de la calle Vidrieros del barrio de San Antolín, decidieron formar un cortejo fúnebre bufo presidido por una sardina. A partir de entonces, la fiesta prendió entre los murcianos creciendo exponencialmente como lo acredita su declaración como fiesta de Interés Turístico Internacional en 2006.
La organización del festejo corre a cargo de los ‘Grupos Sardineros’, quienes designan entre personalidades relevantes a un ‘Gran Pez’ y a una ‘Doña Sardina’ para que respectivamente ejerzan el padrinazgo y madrinazgo simbólicos de la fiesta.
Durante los días previos al entierro, Murcia se encuentra extraordinariamente animada por el bullicio de charangas y pasacalles a la espera de la llegada del momento álgido, el sábado por la noche, cuando empieza a serpentear un desfile lúdico y variopinto que amalgama comparsas, un dragón articulado, gigantes y cabezudos, que anteceden a la «procesión» de carrozas dedicadas a los dioses del Olimpo.
Tras el paso de las carrozas con su preceptivo reparto ingente de juguetes, tiene lugar el paroxismo final de la quema de la sardina junto al Puente Viejo, acontecimiento que es culminado con una exhibición pirotécnica a modo de contrapunto último al recogimiento que Doña Cuaresma imponía en su reciente reinado de Semana Santa.
Dentro del contexto de un paulatino ‘crescendo’ festivo, la llegada de la Sardina supone el primer gran acto de los festejos sardineros antes de la lectura del testamento y la catarsis final del entierro en la noche del Sábado.
En los días previos, ha tenido lugar la compra de la sardina y las charangas y pasacalles han ido propagando un ambiente festivo, al tiempo que distintos actos se han ido sucediendo organizados por los grupos sardineros.
La llegada de la Sardina
La anhelada llegada del pez se produce desde un municipio de la Región que varía cada año, lugar de partida donde con motivo de la despedida se organiza una multitudinaria fiesta con desfiles y reparto de juguetes, anticipando lo que sucederá días más tarde en la propia ciudad de Murcia.
En los últimos años las localidades elegidas han sido Abanilla, Totana y Fuente Álamo, Las Torres de Cotillas, para que una vez en Murcia charangas, banderas, estandartes y hachoneros realicen un desfile que tendrá por recorrido la Avda. Gutiérrez Mellado, Alfonso X el Sabio, Ángel Guirao, Gran Vía Escultor Salzillo y la Glorieta de España.
Peculiares medios de transporte
Otra peculiaridad es que el traslado de la sardina desde la localidad correspondiente se realiza en un medio de transporte distinto cada año, habiéndose empleado en ediciones anteriores desde globos hasta parapentes, pasando por camiones de bomberos y helicópteros.
El Testamento
La lectura del satírico testamento de la sardina es uno de los actos importantes de los festejos sardineros, dentro de estos viene precedida por la llegada de la sardina y antecede el multitudinario entierro del sábado noche.
Como aperitivo antes de proceder a la lectura testamentaria, se despliega un desfile lúdico por las principales arterias de la ciudad, de esta manera, en medio de una gran algarabía, el testamento va recorriendo las calles de Murcia antes de su ‘solemne’ lectura.
«Doña Sardina» es la encargada de exponer estas últimas voluntades siempre impregnadas de un acentuado sentido del humor con el que se parodian todos los ámbitos de la actualidad, sin que ningún tema por espinoso que resulte deje de ser objeto de la hilaridad generalizada.
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